Comienzo las andanzas por este blog y por el mundillo de las
anécdotas post-carrera con un clásico en la historia de las San Silvestres; la
de Crevillente; una de las más importantes y aclamadas a nivel nacional.
31 de diciembre. El día no empieza nada mal con las
expectativas que tengo en la cabeza: estudiar por la mañana, preparar las cosas
e irme en bici dos horas y media antes de la hora acordada de salida (debido a
que desconocía cómo llegar al lugar en el que habíamos quedado, y por lo tanto,
lo de perderme por el camino era un hecho, y no un supuesto).
Cojo la bici y, como siempre, ahí estoy, con la música a
tope y la lista de reproducción más variopinta y rara que os podéis
imaginar. Hace nada más y nada menos que 18ºC, por lo que voy en manga corta,
cantando feliz la canción que en ese momento suena a través de mi querido y
amado MP3.
Llego a mi destino una hora y media antes (claro que sí,
campeona, ahora te quedas sentadita mirando al cielo). Por suerte, la cosa no
es así y soy acogida por Juanfra y Ana en su casa.
Bueno, pues eso, que ya es hora de marchar.
Las cuatro. Nos vamos todos. ¡¡A DAR LO MÁXIMO DE NOSOTROS!!
Llegamos a Crevillente y todo es una fiesta. No se puede
pedir más. Ambiente deportivo y festivo por todos lados. Último día del año ¡y
qué mejor que concluirlo corriendo y haciendo que el corazón alcance su máximo!
¿Locura? No, yo más bien lo denomino pasión. Pasión por esa
sensación de dejarte el alma mientras corres y de concluir exhausto, pero con
la más grande de las sonrisas.
Recogemos la bolsa del corredor, y cuál es mi sorpresa
cuando dentro me encuentro (además de la camiseta, el chip y el dorsal)... ¡¡un
felpudo!! Claro, Crevillente es "el lugar de las alfombras", pero...
bueno, quizás esto ya es algo exagerado. Sin embargo, oye, ahora ocupa parte de
mi entrada vistosamente.
Ya son las 17:25 y estamos en la cola para la salida. Y sí,
digo cola, porque más de 2000 corredores por una carretera... acaba siendo un
pelotón superior a 15 metros de largo (y creo que me quedo corta con esa
cifra).
Suena la señal de salida, y comienza a sonar en mi (repito y
siempre repetiré) querido y amado MP3 la canción de Wishmaster de Nightwish. ¿¿PUEDE
ALGO MOTIVAR MÁS??
[Master!!! Apprentice!!! Heartborne, 7th seeker. Warrior!!!
Disciple!!! In me, THE WISHMASTER].
¡¡VAAAAAAAAAAAAMOS!!
Y así empieza esta carrerita que, momentos antes, mi
compañero Joaquín había denominado como "rompepiernas". Nombre
completamente justificado, ya que eran continuas cuestas. Subías, subías,
subías y bajabas un poquito para tomar aire. Y al final de la bajada, un llano
y ¡anda! otra subida. ¿La diferencia con la montaña? ¡Oh! claro, que esta es
una carrera de 10 Km por asfalto y hay que ir "a pijo sacao" como
dicen en mi tierra.
Mitad de la carrera. Avituallamiento. Ya he olvidado lo que
es simplemente beber agua en uno de éstos, y ni se me ocurre perder ni un sólo
segundo tras sólo 5 Km (es decir, menos de 25 minutos) para beber.
Llevo una liebre siempre delante que me he fijado como
objetivo. Y por otro lado, un pique con dos chicas de Jumilla. Suena en mi MP3
"Ave Cesaria" de Stromae, y me vengo arriba con el ritmo de esa obra
maestra.
Queda menos para el final, 2 Km y veo a Ana, lo cual me da
más energía todavía.
Últimos metros. Una de las chicas jumillanas se ha quedado
atrás, y voy picada con la restante. Suena "Gamine" de Zaz, y pese a
que el ácido láctico me llega por las cejas (en ese momento alcanzo las 185
ppm), sonrío en esa recta final, en la que llego 1 segundo después que la chica
de Jumilla, la cual casi se cae al suelo nada más terminar del mareo que le ha
entrado.
Terminamos y nos vamos de vuelta para Murcia. Ahora a coger
la bici y de nuevo 20 Km para regresar a casa. Nochevieja... una noche normal y
corriente para una persona que no puede aguantar esos eventos sociales. Casita,
ordenador y cama después de un día impresionante.
Esa es mi crónica.
Una carrera que merece la pena por el ambientazo que hay.
Una carrera que es más jocosa aún gracias al hecho de ir con buenos amigos. Una
carrera en la que di todo lo que pude, y el resultado no fue para nada malo.
A falta de los archivos multimedia y los datos oficiales,
que ya pondré, sólo me queda decir que el año que viene ¡¡REPETIMOS!! Pero con
algo más sano que con unas natillas de marca conocida.
¡¡Nos leemos!!
Bienvenida al mundo blogero y enhorabuena por la carrera
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